En la
mitología griega Céfiro (del griego
Zephyros) es el dios-viento del Oeste, hijo de
Astreo y de
Eos. Generalmente es un viento de carácter suave y apacible, llamado por
Homero en
La Odisea "viento favorable". Céfiro es el viento encargado de hacer que broten las flores, por lo cual se le considera en cierto sentido, dios de la primavera. Se le representa como un hombre joven, con alas de mariposa o hada, sin barba, semidesnudo y descalzo, cubierto en parte por una por un manto sostenido entre sus manos, del cual lleva y va esparciendo una gran cantidad de flores. Se le conoce como un dios apacible. Secuestró a la ninfa
Cloris y le dio poder sobre las flores. Con ella tuvo varios hijos.
Jacinto era príncipe espartano, muy hermoso y atlético, el amante de
Apolo, ellos practicaban a menudo lanzando el disco, cuando Jacinto fue golpeado por uno de éstos, desviado de su curso por el Céfiro, que estaba celoso del amor entre ellos dos. Cuando Jacinto murió, Apolo creó una flor de su sangre, la cual lleva su nombre. Céfiro y Podarge (la Harpía), fueron amantes y de estos amores nacieron los caballos
Janto y
Balio. En la historia de
Eros y
Psique, fue el Céfiro quien sirvió a Eros transportando a Psique a su cueva. El equivalente en la
mitología romana de Céfiro es el dios-viento Favonio, que también llevó a cabo el dominio sobre las plantas y flores.